Saltar al contenido
Hokusey.com

Cuando no estás comprometido, vives en la antesala del fracaso.

marzo 31, 2025
Índice

    Ideas brillantes

    ¿Cuántas veces has tenido una idea brillante, una de esas que podrían cambiar tu vida, y la has dejado en stand by porque no estabas “del todo seguro”? Ya sabes, esa vocecilla interna que te dice “mejor mañana”, “espera un poco más”, “no es el momento”. Uf… La trampa perfecta.

    Te traigo un texto que ha circulado por medio planeta atribuido a Goethe —como si el buen Johann Wolfgang se hubiera sacado un libro de autoayuda bajo el brazo entre versos de Fausto. Pero no, amigo. La frase no es suya, aunque tiene alma de poeta. La versión que conocemos fue refinada por un alpinista escocés, W. H. Murray, que entendió algo que casi nadie quiere aceptar: la magia no ocurre cuando piensas. Ocurre cuando actúas.

    Cuando no estás comprometido, vives en la antesala del fracaso.

    Mientras sigas con un pie dentro y otro fuera, las dudas te devoran y el mundo no mueve un solo dedo por ti. La indecisión es ese limbo cómodo, esa excusa elegante que te permite soñar sin mancharte las manos. Pero —y aquí viene el zasca— el universo no premia a los que piensan mucho, sino a los que apuestan fuerte.

    Déjame soltarte una verdad incómoda: la indecisión es sexy… hasta que te das cuenta de que no te lleva a ningún sitio.

    Claro que suena bonito eso de “todavía estoy valorando opciones”, “quiero pensarlo bien”, “no estoy preparado”. Pero la realidad es que cada vez que postergas un compromiso, no estás ganando tiempo; estás perdiendo vida. Literalmente. Minuto a minuto. ¡Pum! Otra hora muerta.

    Y aquí viene lo bueno, el plot twist que nadie quiere contarte en los cursitos de desarrollo personal: la vida no te debe nada mientras no apuestes.
    Nada. Ni un café gratis.

    El mundo es como un portero de discoteca

    Si no te ve decidido, no te deja entrar. Puedes llevar el mejor traje, tener el mejor currículum, ser el más guapo o la más lista. Si no das ese paso y dices: “voy para dentro”, te vas a quedar en la puerta, viendo cómo los demás bailan.

    Porque —y escúchame bien— todo lo interesante, lo jugoso, lo que tiene chispa, empieza cuando te comprometes.
    Antes de eso, solo tienes ideas. Ideas preciosas, sí. Tan bonitas como un Ferrari aparcado… sin gasolina.

    ¿Quieres escribir un libro? Comprométete.
    ¿Quieres montar un negocio? Comprométete.
    ¿Quieres cambiar de trabajo, de ciudad, de vida? Ya sabes: comprométete.
    ¿Quieres pedirle una cita a esa persona que te quita el sueño? Adivina: sí, comprométete.

    Comprométete a ver que pasa

    Y aquí viene la parte divertida —porque no todo va a ser filosofía barata—
    cuando te comprometes de verdad, la vida empieza a comportarse como una camarera simpática en un bar lleno: de pronto te sirve cosas que ni habías pedido.
    Coincidencias que parecen un guion mal escrito. Personas que aparecen justo cuando las necesitabas. Oportunidades que ni siquiera sabías que existían.

    ¿Es magia? No.
    Es que cuando tú avanzas, el mundo no tiene más remedio que moverse contigo. Cuando decides, arrastras al mundo contigo. La inercia de tu compromiso genera movimiento a tu alrededor.
    Pero claro, eso no lo ves cuando estás paralizado haciendo listas de ventajas y desventajas como si fueras un contable emocional.

    La providencia no ayuda a los prudentes. Ayuda a los temerarios, a los que se tiran de cabeza y luego preguntan si había agua.

    Y sí, siempre está el miedo. Ese invitado permanente que se sienta contigo a cenar cada vez que piensas en comprometerte con algo grande.
    Pero el miedo no desaparece cuando esperas. El miedo desaparece cuando avanzas. Porque la única manera de dejar de tener miedo a algo es hacerlo.

    Así que, si me preguntas, la fórmula es simple, aunque duela:
    El compromiso no te garantiza el éxito, pero la falta de compromiso te garantiza el fracaso.

    La Cita que que lo resume todo

    «Mientras no estemos comprometidos, surgen dudas y existe la posibilidad de volver atrás, y siempre hay ineficacia. En relación con todos los plenos de ineficacia (y de creatividad) hay una verdad elemental, cuya ignorancia mata innumerables planes e ideas espléndidas: en el momento en que asumimos un compromiso de manera definitiva, la divina providencia se pone también en movimiento.
    Todo tipo de cosas ocurren para ayudarnos, que en otras circunstancias jamás habrían ocurrido. Todo un fluir de acontecimientos, situaciones y decisiones crean a nuestro favor todo tipo de incidentes, encuentros y ayuda material, que nunca hubiéramos soñado encontrar en nuestro camino.
    Cualquier cosa que puedas hacer o soñar, puedes empezarla. El valor encierra en sí mismo genio, fuerza y magia.»


    Que tengáis un buen día.
    — Hokusey

    Settings